Nadie puede negar que hoy día en Puerto Rico, como en tantos otros pueblos, vivimos una de las peores crisis que se pueda haber vivido en su historia. Crisis que afecta todas las áreas de nuestra sociedad, como en el área económico, político, gubernamental, social, moral y hasta espiritual. Ello no obstante nuestro País haber recibido un sin número de bendiciones de todo tipo en las décadas de los 50, 60 y 70. Bendiciones que no se valoraron, cuidaron ni supieron administrar, razón por las cuales hoy estamos sufriendo las consecuencias de nuestras propias decisiones. Lo cierto es que los administradores de los bienes del Pueblo se apartaron de la Palabra y no fueron fieles en administrar lo que le fue encomendado. Como al siervo inútil en la parábola de los talentos, nos han sido quitada las bendiciones y dadas a otros. En dicha parábola, un hombre que yéndose lejos, llamó a tres de sus siervos y le entregó sus bienes, a cada uno conforme a su capacidad. “Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo, Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo; Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré.” Mateo 25: 14-21. Pero llegando también el que había recibido un talento, quien tuvo miedo y escondió el talento en la tierra, su señor le dijo “Siervo malo y negligente” y ordenó “Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.” “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mateo 25: 24-30. Así como el siervo inútil, hoy Puerto Rico vive uno de sus peores momentos por no saber escoger sus líderes que no supieron administrar los talentos que le entregaron. Para evitar que se repita la historia, debemos aprender a escoger a quienes habrán de administrar al País y ello se hace eligiendo a aquellos que obran conforme los principios bíblicos.
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